Romance - La infantina

Este romance de la infantina es conocido también en otras versiones por, romance del caballero que se solía cantar mientras se hacían labores artesanales, majar el esparto por ejemplo , pertenece al cancionero de Emilia Arenas. A pesar de ser un romance muy versionado no es de los más conocidos, pero si de los más antiguos.

En los campos de Carmona 
donde va el agua a Sevilla, 
por un senderito angosto 
una romera camina 
con el rosario en la mano
porque rezándole iba; 
no le rezaba en romance,
porque en latín lo sabía. 

Ya, le ha cogido la noche 
en una oscura montiña; 
se ha arrimado a un arbolito, 
el que mejor parecía. 

Vió pasar un caballero 
que para el país venía. 
- ¿A dónde vas caballero 
tan solo y sin compañía? 

- ¿A dónde quiere ir la blanca, 
si a las ancas o a la silla? 
- A las ancas, caballero, 
que a la silla es villanía. 

Han andado siete leguas; 
palabras no se decían. 
De las siete hasta las ocho
de amores se pretendían. 

- Soy hija del rey Mulato 
y la reina Mulatina. 
El que conmigo se case 
Mulato se llamaría. 

Esto que oyó el caballero, 
fue en caballo a la deriva. 
Mucho corría el caballero, 
mucho más corría la niña. 

A la entrada del país 
la niña se sonreía. 
- ¿De qué te ríes, Mulata? 
¿De qué te ríes, Mulatina? 

- Me río del caballero; 
también de su cobardía. 
Hija soy del rey de España 
 y de la reina María. 

- Volvamos atrás, la blanca; 
volvamos atrás, la niña, 
que en la fuente que bebimos 
mi espada se quedaría, 

- Miente, miente el caballero, 
que se la veo ceñida. 
Una tengo para fiestas, 
y otra para cada día. 

- Nunca he visto caballero 
con dos espadas ceñidas. 
- Tampoco yo he visto niña 
con mayores picardías.

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