En la provincia de Soria
habitaba una viudita,
que tan solo tenía un hijo
para buscarse la vida.
El muchacho era joven,
afisionao ha ser torero;
solo por matar al toro
que era un querer traicionero.
Un domingo por la tarde
a su mamá le decía:
madre me saque la ropa
que me voy “pa” la corrida.
A la corrida no, no,
a la corrida no vas;
que este torillo es muy malo
y a ti te puede matar.
Madre me saque la ropa,
si no, la pido prestá.
Le pido a Dios de los cielos,
y a la Virgen del Rosario;
que si vas a la corrida
que te traigan en el carro.
Ya ha llegado a la corrida
ese torero afamado;
preguntado por el toro
y el toro estaba encerrado.
Echaron el toro fuera,
ha empezado a torearlo;
le ha pegado una corná
en el izquierdo costado.
Ya le meten un pañuelo,
ya le meten hasta cuatro;
ya vienen los camilleros
y lo echan en el carro.
En la puerta la viudita
arrecularon el carro;
buenos día la viudita;
ni son buenos, ni son malos.
Aquí tiene usted a su hijo,
ya puede usted amortajarlo.
Al otro día siguiente
la viudita salió al campo;
que lloraba y berreaba
como aquel torillo bravo.
Castilla y León ( Salamanca). Por estas tierras se cantaba este romance, conocido como “La Viudita” en el que se inspiró Federico García Lorca, cuando lo escuchó en su día, del que hizo una versión para su cancionero con el título de “Los mozos de Monleón”. Como la mayoría de los romances más populares tiene gran variedad de versiones, uno de ellos es el que nos ha cantado Julia Garcia Domínguez.
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