Este romance, muy popular, por cierto, me lo enseñó una amiga de mi familia cuando aun era pequeño que se llamaba, Pepa Porras, después he tenido ocasión de escuchar alguna que otra versión sobre el tema.
Pasó un caballero
pidiendo posada:
si mi madre quiere,
yo de buena gana.
Pusieron la mesa
en medio la sala;
tenedor de oro,
cuchillo de plata.
Pusieron la cama
en medio la sala;
colchones de plumas,
sábanas bordadas.
A la media noche
el se levantó;
de las tres hermanas
a Elena escogió.
La montó a caballo
y se la llevó;
en un monte oscuro
a la niña habló.
Niña encantadora
di como te llanas;
en mi casa Elena,
aquí, desgraciada.
Sacó su cuchillo
y la degolló;
en hoyo profundo
allí la enterró.
Pasaron los meses
por allí pasó
aquel caballero
que fue y preguntó.
¿De quién es la tumba?
¿Quién es la enterrada?
De la pobre Elena;
murió degollada.
Yo estoy en el cielo
muy bien asentada;
tu iras al infierno
ardiendo en las llamas.
- Perdóname Elena;
- no me da la gana,
que mi Dios me ha dicho
que no perdonara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario