El Paso Antiguo de Iznájar

Reconstruido por Antonio Quintana (Cronista Oficial de Iznájar)

La Semana Santa de Iznájar comienza el Domingo de Ramos con la procesión de la “borriquita”. Ya de muy temprano, se oye a los soldados romanos que desfilan por las calles del pueblo despertando con el sonido de sus tambores y trompetas a los iznajeños, entre el alborozo de niños y niñas que corren y saltan a su alrededor intentando mantener el ritmo marcial. Seguidamente las campanas, entre estallidos de cohetes, llaman a la procesión; es primavera y huele a azahar. Niños y adultos, los unos con ramas de oliva y los otros con palmas, acompañan a Jesús que subido en una burra y seguido en fila india por los doce apóstoles, (incluyendo a Judas Iscariote) hacen el recorrido procesional, desde la puerta de la ermita de la Antigua, a la Parroquia de Santiago Apóstol. Cuando llegan a dicha parroquia las puertas están cerradas, Jesús baja de la burra y llama a la puerta dando tres golpes, le abren, entra el y sus discípulos y comienza la misa. ç

PASO ANTIGUO DE IZNÁJAR 
(Madrid 30 de Marzo 2001

Entre mis notas sobre el antiguo Paso de Iznájar, desaparecido en los años 50 del siglo XX y sustituido por uno nuevo de corte más realista, por iniciativa de don Ángel Llamas, entonces juez de paz y con la complacencia de don Serafín Elena García, párroco recién llegado a este pueblo, encuentro una fecha:

(Madrid 24 de Abril de 1984)
Reconstrucción del antiguo Paso de Iznájar. (Refiriéndose a la pasión y muerte de Jesús de Nazaret) Aunque realmente este interés mío por recuperar esta tradición comienza muchos años antes. Primero con la restauración de la hermandad de los apóstoles que seguía y aun sigue participando en las procesiones y otros actos religiosos de estas fiestas. Las caretas o rostros con las que se cubren y que caracterizan a cada uno de ellos estaban en total deterioro, con lo que hizo falta hacerlos nuevos. Hice, sin ánimo de lucro, una copia exacta de los originales, parte de ellos utilizando unos antiguos moldes propiedad de la cofradía. Poco tiempo después, recuperé la hermandad de la judea que prácticamente había desaparecido. Año tras año se fueron haciendo “rostrillos” y ropas nuevas, en la actualidad hay un gran numero de cofrades. Hombres y mujeres recientemente integradas que se han hecho autosuficientes.

Importante también fue la recuperación de los cuatros sayones con todos sus aderezos, personajes indispensables en estas procesiones que desfilan junto a la imagen del Nazareno. La hermandad de los romanos, por su popularidad siempre estuvo completa, aunque fue modificado su atuendo a través de los años. Pilatos, los consejeros (popularmente conocidos como "moñitos") Claudia Prótula, los “maladrones”, María Magdalena, las dos Marias: en total contamos con los personajes más importantes de esta obra tan antigua y original que han sobrevivido al tiempo y a la ignorancia, fragmentados en las procesiones que quedan.

La última vez que se representó fue en el año 1949, siendo sustituido poco después, como bien he dicho, por el actual por los dos notables anteriormente nombrados, coincidiendo con la masiva inmigración y sangrante despoblación de Iznájar afectando, no solo a esta, sino a las demás tradiciones.

Es muy difícil dar una fecha de cuando comenzaron estas representaciones por ser de tradición oral, se supone comenzaron a mediados del siglo XVII ya que las imágenes que acompañan a los pasos son de esa época.

Los primeros datos aparecen a mediados del siglo XVIII con un documento escrito por el Obispo de Córdoba, Ilustrísimo Señor Don Miguel Vicente Zebuán y Agustín, al Señor Don Gabriel de la Fuente y Medina, Vicario y cura de las iglesias de Iznájar, prohibiendo las procesiones y pasos de la Villa, con fecha 28 de marzo de 1749, sopena de excomunión, como también los de toda la provincia, muy rica en este tipo de actos. Alcaracejos, Baena, Puente Genil, Castro del Río, Montoro, Pozo Blanco, Priego, etc...

La Semana Santa de Iznájar era famosa entre los pueblos del contorno, que se “volcaban” materialmente para presenciar el drama de la Pasión de Jesús, representado en las calles al aire libre e interpretado por el vecindario, los personajes eran heredados de padres a hijos, que a su vez heredaron de sus padres y abuelos, bisabuelos etc...

El texto de esta obra es corto y expresivo, acompañado de una mímica exagerada y concreta, que es realmente lo que hace comprender al espectador su contenido ya que los actores van previstos de los mencionados rostrillos que dificultan el sonido de la voz.

LUGAR DE ACCIÓN. 

Estas representaciones se solían hacer en la calle Ricardo Pavón, popularmente conocida como “El llano”, un espacio ancho y bien empedrado. A la izquierda, adosadas a las fachadas de los edificios, se emplazaban bajo doseles y sobre una tarima las residencias de Herodes y el Sanedrín, de Anás y de Caifás. Poco más distante, justo en la fachada del rincón donde la calle tiene anchura de plazoleta, el Litóstroto de Pilato y sus consejeros que servía también, en su momento de Cenáculo. Al fondo, ya llegando al paseo, en medio de la calle, se levantaba el Huerto de Getsemaní, decorado con ramas de olivo.

Es curioso, pero la forma de representar la obra, encaja con las vanguardias del teatro actual; el espectador dentro del escenario. Hileras de sillas en plena calle y los actores se mueven por los pasillos de una escenografía a otra según se iba desarrollando el espectáculo. Si faltaban asientos, lo que siempre solía ocurrir, los espectadores procuraban traer las sillas de su casa y se acomodaba en cualquier hueco. También se ocupaban balcones e incluso tejados en un silencio sepulcral siguiendo desde allí la trama con gran interés hasta el final de la representación.

Curiosamente dicha obra no terminaba precisamente aquí, el resto seguía representándose en las procesiones esa mima noche y durante los siguientes días. De estos pasos, que se hacían en las procesiones, quedan restos, gracias a los cuales se conservan todos los personajes y el vestuario según la tradición.

EL PASO 

Se cree que en las primeras representaciones aparecían personajes bíblicos en el inicio de la obra según pude escuchar de boca de los más viejos, que fueron desapareciendo con los años y de los que no quedó más que el recuerdo.  

Acto primero. 

El hombre del cántaro.

Jesús aparecía con túnica morada y un manto blanco. Los Apóstoles también iban de morado con mantos de diferentes colores,( que no capas como llevan ahora) sandalias y largas túnicas ceñidos por un cordón o cíngulo amarillo y cubierta la cara con el rostrillo que evoca la fisonomía tradicional de cada uno de los discípulos de Jesús ( excepto Judas, que lleva retratada la fealdad de su espíritu en el rostro con rasgos grotescos) se encaminan en fila india a la ermita de la Antigua donde confiesan y comulgan según exige el protocolo de la cofradía. (La cabellera de los Apóstoles, larga y de un negro intenso, cubre toda la espalda, mientras que la de Judas es pelirroja y rala).

Terminada la misa los Apóstoles Juan y Pedro, siguiendo la indicaciones de Jesús, encuentran a la entrada del pueblo al “ hombre que lleva el cántaro de agua”.

JESÚS, DIRIGIÉNDOSE A PEDRO Y JUÁN (En la puerta de la iglesia):

- Id y buscar entre lo hombres, encontrareis a uno con un cántaro de agua al hombro, seguidlo y allí en donde entre, ese es el lugar, entrad también vosotros y preparar lo necesario para la cena del cordero pascual.

Pedro y Juan siguen a un personaje que aparece en escena con un cántaro hasta llegar al cenáculo en donde entran tras él, (lleva puesto el traje tradicional de judío). Una vez dentro del cenáculo aparece otro personaje ( José de Arimatea)

PEDRO.- Mi maestro queda en Betania, nos manda para ver si tienes preparado aposento donde celebrar la pascua con sus discípulos.

JOSE DE ARIMATEA.- Entrad (Los dos Apóstoles dan un paso hacia delante) ¿Que os parece? (los Apóstoles levantan las manos y asienten con la cabeza).

Tomad posesión de la casa y preparar lo necesario. Pedro y Juan preparan la mesa, después vuelven a donde está Jesús y le dicen:

- Maestro, todo está bien.  

Segundo acto. 

JUDAS VENDE A JESÚS EN EL SANEDRÍN

Judas ( “Juas” para los iznajeños) se presenta al portero del Sanedrín. (El portero es un miembro de la judea vestido como tal) para decirle, gesticulando con las manos, que quiere hablar con los pontífices.

EL PORTERO, gesticulando con las manos dice a Judas: - ¿Y tu quién eres? -
JUDAS.- (También gesticulando) Dile al Pontífice que quiero hablarle. Vengo a entregarle a un hombre.
PORTERO.- (Aunque no hay puerta visible, simula que entra y dicese dirigiéndose al Pontífice) - A la puerta hay un hombre que quiere hablaros.
PONTÍFICE.- Dile que entre ( entra Judas) - Tú dirás que se te ofrece.
JUDAS.- Si a mi me dais dinero por mi Maestro, que está en Betania y ha de venir a Jerusalén, viste de esta vestidura (indica su túnica); está loco; se dice Rey Hijo de Dios. Si vos a mi me lo pagáis, yo os lo entrego preso.
PONTÍFICE,- (Tras breve meditación y examinando a Judas) Mira. Y tú, ¿ Qué quieres?
JUDAS.- (Abriendo los brazos y abriendo y cerrando las manos tres veces) Diez, veinte y treinta.
PONTÍFICE.- (Haciendo los mismos gestos que Judas) ¿Con que tu quieres diez, veinte y treinta? (Judas asiente, con un movimiento de cabeza).- Portero, cuéntale a ese hombre ese dinero. Judas recibe las treinta monedas que le da el portero una a una, guardándolas en una bolsa pequeña y que esconde avaramente entre sus ropas. Después, se marcha pasando entre la concurrencia haciendo caso omiso de algún que otro “piropo” que le dedican los espectadores por lo que acaba de hacer.  

MARÍA MAGDALENA ENCUENTRA A JESÚS,-

Jesús y los Apóstoles se dirigen al Cenáculo; justo antes de llegar, sale de entre el público una mujer lujosamente ataviada, flotando al aire su larga y espléndida cabellera, se arrodilla ante el Señor, diciendo conmovida:
MAGDALENA.- A mi Dios vengo buscando, el que me ha de perdonar, dulce Jesús de mi vida, ¡oh!, que gran felicidad tuve al Señor encontrar.
JESÚS.- Levanta mujer profana, no me vengas a tentar, que soy Dios omnipotente todo lleno de humildad.
MAGDALENA.- Pues por eso buen Señor, vengo pidiendo piedad, y hasta que me perdonéis , no me habré de levantar de vuestros divinos pies y tu divina bondad.
JESÚS.- Si siguieras mis pisadas mujer dichosa serás.
MAGDALENA.- Si las sigo o no las sigo, todo el mundo lo verá.
JESÚS.- Levanta, María Magdalena, que ya perdonada estás; despójate de esas galas, de esa pompa y vanidad, que la soledad te espera, para nunca más pecar.

MAGDALENA.- (Despojándose enérgicamente de sus adornos) ¡Adiós, adornos de mi pelo, cuanto me hicisteis pecar! ¡ Adiós, adornos de mi garganta, lujo, pompa y vanidad, que la soledad me espera, para nunca más pecar, y estos bálsamos preciosos, de nada me sirven ya. (Y tirando por el suelo unos frascos de perfume que lleva en la mano, se tiende a los pies de Jesús ). Jesús continúa su camino hacia el Cenáculo, dejando a María Magdalena en medio de la calle llorando. Una vez en el Cenáculo, (la mesa para la cena preparada) donde Jesús se dirige y saluda a José de Arimatea y se dan un abrazo.

JOSÉ DE ARIMATEA.- (Dirigiéndose a Jesús y después a los apóstoles) La paz sea contigo, maestro y con todos vosotros, como verás todo está preparado y en su punto. (Los apóstoles se dispersan y van ocupando cada uno su lugar en la mesa).  

LA SANTA CENA.

 Los apóstoles están ordenadamente sentados alrededor de la mesa y Jesús se dispone a lavar los pies a sus discípulos.
PEDRO.- Se levanta y sacando una espada de debajo del manto dice: “Maestro” nos mandaste buscar armas ¿Por ventura son buenas?.
JESÚS.- ¿Cuando os mandé predicar por el mundo sin bolsa, sin alforjas y sin sandalias os hizo falta algo?.
PEDRO.- “Nada Señor”.
JESÚS.- Os mandé buscar almas y vosotros habéis vuelto con esas desdichas. En verdad os digo que aquel que a hierro mata, a hierro morirá. Aparece un criado, con una palangana, un jarro de agua y una especie de toalla que Jesús se ata a la cintura en forma de delantal, con el que después irá secando los pie a los apóstoles según los va lavando. Seguidamente Jesús se dispone a lavar los pies a Pedro.
PEDRO.- Señor, ¿Tu a mi lavarme los pies?
JESÚS.- Lo que yo hago tu no lo entiendes, más lo entenderás después.
PEDRO.- (Se levanta y dice): no me lavarás los pies jamás.
JESÚS.- Mira, Pedro, si tu no quieres que yo a ti te lave los pies, no tendrás parte conmigo en el Reino de los Cielos.
PEDRO.- Señor, no solo los pies, sino las manos, la cabeza y todo el cuerpo. Uno a uno va lavando Jesús los pies a sus discípulos, cuando llega el turno a Judas que es el último en la fila, le coge el pie para lavárselo pero Judas lo retira violentamente y da una patada en el suelo. Jesús levanta la cabeza y lo mira serenamente y Judas se deja lavar. Una vez ha terminado el “lavatorio”, el criado que ha estado ayudando a Jesús, coge la palangana, la jarra y la toalla y desaparece por el foro, Jesús, ocupa su lugar en la mesa.
PEDRO.- “Maestro” somos doce.
JESÚS.- Lo hecho, hecho está.
JESÚS.- En verdad os digo, que uno de vosotros me entregará. Uno por uno le van interrogando los discípulo.
DISCÍPULO.- ¿Soy yo, Señor? Uno tras otro ¿Soy yo, Señor? Jesús niega con la cabeza mientras va diciendo, no.
JUDAS.- ¿Por ventura, soy yo, Señor?
JESÚS.- Tú lo has dicho.
JESÚS.- Aquel que meta conmigo la mano en el plato, aquel a mi, me ha de entregar.
JESÚS.- Tomad y comed, este es mi cuerpo ( Toma el pan, lo bendice y reparte, cuando le toca el turno a Judas, coge el trozo que le da el Señor pero al mismo tiempo mete la mano en el plato y coge otro guardándoselo entre la ropa, a continuación se marcha de escena). Jesús toma el cáliz, lo bendice y lo alza lentamente, da gracias y lo da a sus discípulos que beben de él y se lo van pasando de uno a otro.
JESÚS.- Tomad y bebed en él todos, porque es mi Sangre que será en pro de muchos derramada para remisión de los pecadores. (Termina la Cena y se incorpora diciendo)
JESÚS.- Poco me queda de estar con vosotros, me buscareis, más donde yo soy, vosotros no podéis venir ahora, un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado, así conocerán todos, que sois mis discípulos. Todos vosotros me abandonaréis esta noche. Escrito está: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”.
PEDRO.- ¿Por qué no te puedo seguir ahora?. Señor, aunque hubiese de morir contigo, yo no te abandonaré.
JESÚS.- Pedro, en verdad te digo, que esta misma noche, antes que cante el gallo, tres veces me has de negar.
PEDRO.- Aunque fuese preciso perder la vida, jamás te negaré. Y en fila india, seguido de los apóstoles, el Señor se encamina al huerto de Getsemaní. Mientras tanto Judas, que se había separado de los apóstoles, fue a unirse con los soldados, escribas y fariseos. Judas toca el hombro del Centurión por detrás
CENTURIÓN.- ¿Quién me sorprende a estas horas?
JUDAS.- ¿No me conoces , que soy tu amigo?.
CENTURIÓN.-“Habla”, ¿que quieres?
JUDAS.-¡Mira, Capitán Centurión. Aquel que veas que yo doy un beso en la frente. Aquel has de prender! (Cruza las manos por las muñecas haciendo el gesto de prender).

A continuación, Judas va y viene desde el Sanedrín hasta el huerto de Getsemaní con una antorcha o farol en la mano para estar seguro de que todos duermen.

Desde el Sanedrín al huerto hay un largo recorrido, un largo pasillo que Judas recorre como ya he dicho, con un farol en la mano, corre dando unos peculiares saltitos y moviendo la mano libre hace señales llamando a los soldados, llega al huerto y procurando no ser visto, mira y ve a Jesús de rodillas rezando.

Vuelve al Sanedrín de la misma guisa y con el mismo ritmo de saltos y dice alzando las manos: “ Lo he visto, y está orando”. Así tres veces seguidas. A la tercera vez, Jesús y los apóstoles duermen y al volver al Sanedrín dice poniendo las manos juntas debajo de la mejilla: “ Lo he visto, y está durmiendo”.

Ese es el momento que esperan los fariseos junto con los soldados y sayones para ir a prender a Jesús.  

LA EMBAJADA DEL ANGEL.

Jesús está en el huerto y antes de dormirse ora.

JESÚS.- Padre, si es posible, aparta de mi este cáliz; no obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya.

En el momento que Judas conduce a los soldados al huerto, desde un balcón iluminado y especialmente decorado, un Ángel de amplias alas y voz emotiva, canta la “Embajada”. (En tiempos antiguos, este personaje lo hacía un niño y los personajes femeninos los hacían hombres, solo a principios del siglo XX, poco antes de la guerra civil empezaron a interpretarlos mujeres, en este caso el personaje del Ángel lo hacía una adolescente. La última vez que se representó lo interpreto Manolita López Trujillo, de la que afortunadamente tenemos la única versión que hay, con lo que hemos recuperado además del texto, la melodía).

CANTA EL ANGEL 

Soberano Rey del cielo, 
Señor de las Majestades, 
en tu oración rendida 
te oyó tu eterno padre. 

Y compadecido 
de tu congoja grande, 
me manda que te diga 
razones semejantes. 

Pues bien sabes, Padre eterno, 
que en tu trono decretaste 
criar al hombre 
del lodo a tu semejanza e imagen. 

Y que habiendo caído 
en desobediencia y pecado 
por comer de la fruta 
del árbol vedado. 

Y seguido de tu amor, 
la reparación del daño
y satisfacción de ofensas
tomaste a tu cuidado. 

Por eso bajaste al mundo, 
naciste en un establo, 
sufriste la inclemencia 
de tiempos y tiranos; 

has padecido hambre, 
sedes y cansancios, 
y si habrás de padecer muerte; 
nada ha de ser excusado. 

Por eso, mi Jesús , 
prosigue lo empezado, 
que la ayuda te ofrece 
con el angélico mando. 

Y así animaos Señor, 
que ya vienen los soldados, 
más crueles que el infierno 
que como perros rabiosos 
ciegos de rabia y envidia 
al Huerto vienen llegando. 

Y yo me vuelvo de un vuelo 
hasta el Consistorio Santo, 
que mi humildad no permite 
ver a mi Dios humillado.  

EL PRENDIMIENTO

Retirado el Ángel, los enemigos de Jesús invaden el Huerto. Judas se adelanta y abraza y besa a Jesús en la frente (Los apóstoles que dormían se levantan sobresaltados)
JESÚS.- “Judas” ¿ Es así como entregas al hijo del hombre? El Señor sale al paso de los soldados y les dice:
JESÚS.- ¿A quien buscáis?
SOLDADOS.- A Jesús Nazareno.
JESÚS.- Yo soy. ( Los soldados, aguaciles y sayones caen a tierra) Levantad. (De nuevo el Señor les preguntan): ¿A quien buscáis?
SOLDADOS.- A Jesús Nazareno.
JESÚS.- Os he dicho que yo soy. Si pues a mí me buscáis, dejad a estos (Por los apóstoles) Marchad. Los sayones se arrojan sobre el Divino Maestro para apresarle. Pedro da un golpe con su espada y corta la oreja del sayón Marco, que cae al suelo de rodillas.
JESÚS.- (Se agacha, coge la oreja, y se la vuelve a poner al sayón que queda curado y se levanta)
JESÚS.- Pedro, mete la espada en la vaina, ya te he dicho que el que a hierro mata a hierro ha de morir.
PEDRO.- Ojo por ojo y diente por diente.
CENTURIÓN.- ¡Prendedle!

En ese momento los sayones dan un salto y prenden a Jesús; con una gruesa cuerda lo atan, dándole una vuelta por el cuello, la cintura y después las manos, y así de esta guisa dándole empujones, zarandeos y echándolo por alto dejándolo luego caer ( esto resultaba muy espectacular) lo llevaban a la casa de Anás.  

JESÚS ANTE ANÁS Y ARREPENTIMIENTO DE JUDAS.

Amarrado fuertemente por la cintura, hace comparecer a Jesús ante Anás. Allí le acusan. Desde el huerto de Getsemani, le han seguido tres apóstoles; Pedro, Juan, que lleva puesta una túnica blanca, símbolo de demencia, con lo que pasa desapercibido y Judas que se queda en la puerta del Sanedrín dando paseos nerviosos. En un momento determinado, Judas, saca de entre sus ropas la bolsa con las monedas que antes le dieran, las mira y las tira por encima de su hombro y con la cabeza gacha se marcha de la escena.

TESTIGO.- Les hemos oído decir que destruiría el templo y en tres días levantaría otro sin obra de mano. ANÁS.- (Se encara a Jesús) ¿ No respondes nada? ¿ Eres tu el hijo de Dios vivo?.
JESÚS .- Yo soy. Y veréis al hijo del Hombre sentado a la diestra del Omnipotente.
ANÁS.- (Rasgándose la túnica) Acabáis de oír la blasfemia. ¿Que necesidad tenemos de testigos?
TESTIGO.- Ustedes no saben nada. ¿ No es mejor que se pierda un hombre, que una Nación entera? Y lo golpean, maltratan y burlan de el.

PORTERO.- Tu eres de esos. Pedro.- Yo no.
JUDÍO.- Tu eres de esos, por que reconozco en el acento de tu voz y en la vestidura de ese galileo.
PEDRO.- No se lo que me dices.
JUDÍO.- Tu eres de esos, porque yo a ti te vi en el Huerto de las Olivas tirar de la espada y este cortarle la oreja (Dice señalando a Marcos) .
PEDRO.- Juro y perjuro que no conozco a tal hombre.
En este momento canta un gallo. Pedro, incorporándose, se retira de allí llorando.  

ANTE PILATO
Seguido de sacerdotes y doctores, Jesús es conducido ante Pilato. PILATO.- ¿Que acusaciones traéis contra este hombre? UNA VOZ.- Si no fuera un malhechor, no te lo traeríamos. Lo hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación y vedando pagar tributos al César y diciendo que es el Cristo, el Ungido Rey de Israel. PILATO.- (A Jesús) ¿ Eres tú Rey de los judíos?. JESÚS.- Tu lo has dicho. PILATO.- (Al pueblo enemigo). Yo no hallo delito en este hombre. UNA VOS.- Se hace llamar Hijo de Dios y debe morir. PILATO.- (Al Centurión) Capitán Centurión, ve con este auto ( Le da un pergamino enrollado) y este reo, al Rey Herodes, y le dices que yo no encuentro causa ninguna.  

ANTE HERODES

Siempre son los cuatro sayones los que trasladan a Jesús de un lado a otro. Amarrado por la cintura con una cuerda en forma de aspa, dos tiran de delante y otros dos por detrás empujándole y haciéndole dar traspiés.
HERODES.-¿Eres tú el que cura leprosos, sana tullidos, da vista a los ciegos y resucita a los muertos? ( Jesús calla. Y Herodes añade). Has un milagro en mi presencia. ¿ No me contestas? ¿ No quieres hablarme? Solo te pido hagas un milagro ante mi presencia ¿ No me contestas? ¿ No quieres hablarme? Solo te pido que hagas un milagro ante mi. Mira que yo puedo ponerte a salvo.
CAIFAS.- ¡Señor, es peligroso, quiere hacerse Rey de Israel.
Jesús sigue su mutismo y Herodes dice. “Este hombre está loco” Para que me lo habéis traído. Ponedle un manto blanco y llevadlo a Pilato.

DE NUEVO ANTE PILATO.
(Pilato aparece en escena con Claudia Protula)

PRÓTULA.- ¡Poncio, Poncio, no firmes la sentencia! He tenido un extraño sueño esta noche en donde he visto que este hombre es justo.
PILATO.- ¡Calla mujer, no sabes lo que dices!
PRÓTULA.- ¡Este hombre es inocente, déjalo libre! Cuando llega Jesús ante Pilato, viene acompañado de una multitud. Fariseos. Sayones. Soldados. Judíos...
(En el escenario hay una rampa con una barandilla por donde han entrado todos)
PILATO.- ¿ Que alboroto es este?
PILATO.- (A los judíos) ¡Salid fuera! Los judíos dando un gran salto hacia atrás, se precipitan hacia la rampa, ordenándose, unos en dos filas dentro de la rampa y otros delante del escenario y allí se quedan. Pilato vuelve a interrogar a Jesús. (En escena quedan Pilato, Jesús, los Fariseos y escribas, y los soldados que se han colocado estratégicamente).
PILATO.- ¿Eres aquel, que da oído a los sordos, da vista a los ciegos y resucitas a los muertos? ¿Eres tu ese que se hace llamar hijo de Dios? ¡Mira que tengo potestad para crucificarte o ponerte en libertad!
PILATO.- (Dirigiéndose a los enemigos de Jesús) Vosotros me habéis presentado este hombre como alborotador, yo le he interrogado y no he hallado en el delito alguno; tampoco Herodes, quien nos lo vuelve diciendo que no encuentra en el causa alguna, así es que mandaré que lo azoten y después lo dejaré libre.  

EN PODER DE LAS TINIEBLAS. LA CORONA DE ESPINAS. SUPLICIOS.

Soldados y sayones se hacen cargo del Señor, ponen sobre sus sienes una corona de espinas, lo maltratan, escupen y maldicen entre burlas, flagelan sus carnes con ramas de zarzal. Le quitan la túnica y debajo aparece una especie de sudario muy ajustado al cuerpo color carne, donde antes han sido pintadas las heridas y los latigazos, tapándole las vergüenzas, un pequeño taparrabos.

A continuación, Pilato pretende de nuevo libertar a Jesús y expone la Divina Victima ante la concurrencia. Del lado de los sacerdotes y pontífices sale UNA VOZ.- Libértanos a Barrabás.
MÁS VOCES.- (De la judea) Barrabás, Barrabás, Barrabás.
PILATO.- ¿Pues que hacemos con Jesús?
JUDÍOS.- ¡A la cruz, a la cruz, a la cruz! Exclaman con los brazos en alto haciendo con los dedos una cruz.
PILATO .- ¿Y Barrabás?

JUDÍOS .- Atrás, atrás, atrás. (Repiten abanicando las manos hacia la espalda) En ese instante alguien liberta a Barrabás, quien pasa corriendo y recibiendo golpes de soldados y sayones hasta que desaparece.

PILATO.- Yo lavo mis manos, la muerte de este justo caiga sobre vosotros, sobre vuestros hijos y sobre vuestros descendencia. (Le traen un lujoso recipiente, en donde le ponen agua con una jarra y el simula lavarse) Un pregonero, subido en un lugar estratégico donde los espectadores puedan ver y escuchar desarrolla un pergamino y con voz de pregonero lee la sentencia.  

SENTENCIA

Yo Poncio Pilato,/aquí en Jerusalén,/regento el imperio romano,/dentro del Palacio de la Archipresidencia juzgo, sentencio y pronuncio/ que condeno a muerte a Jesús, llamado por la plebe Nazareno y de nación galilea,/ hombre sedicioso,/ contrario a la ley de nuestro senado/ y del grande Emperador Tiberio Cesar/ y por la dicha mi sentencia determino que su muerte será en cruz, / fixado con clavos a usanza de reos;/ porque aquí juntas y congregando cada día muchos hombres pobres y ricos/ no ha dejado de remover tumultos por toda Judea,/ haciéndose hijo de Dios y Rey de Israel,/ con amenazarlos la ruina de esta insigne ciudad de Jerusalén y su Templo,/ y del Sacro Imperio, negando el tributo al César;/ y por haber tenido atrevimiento de entrar con ramos y triunfo,/ con gran parte de la plebe dentro de Jerusalén y del citado Templo de Salomón.-/ Mando/ al primer Centurión/ llamado Quinto Cornelio,/ que lo lleven por dicha ciudad de Jerusalén a la vergüenza,/ y séanle puestas sus vestiduras para que sea conocido por todos, y la propia cruz en que ha de ser crucificado.-( Vaya por todas las calles públicas en medio de otros dos ladrones/ que así mismo serán condenados a muerte por hurtos y homicidios que han cometido,/ para que de esta manera sean ejemplo de odas las gentes y malhechores.-/ Mando/ que después de haber así traído por las calles públicas a este malhechor,/ lo saquen de la ciudad por la puerta Ágora que ahora llaman “Antoniana”,/ y con voz de pregonero que diga todas estas culpas con esta mi sentencia expresada,/ lo lleven al monte que se dice Calvario,/donde se acostumbra ejecutar y hacer justicia de los malhechores facinerosos;/ y así fixado y crucificado en la misma cruz que llevare ( como arriba se dixo),/ quede su cuerpo colgado entre los dichos ladrones,/ y sobre la cruz, le sea puesto el título de su nombre en las lenguas que ahora mismo se usan./ Conviene saber,/ hebrea, griega y latina.-/ Y que en todas ellas y cada una diga:/ ESTE ES JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS/ para que todos lo entiendan y sea conocido de todos.-/ Así mismo mando,/ sopena de perdición de vienes y de la vida y rebelión al imperio romano.-/ Que ninguno de cualquier estado y condición que sea,/ se atreva temerariamente a impedir la dicha justicia por mí mandada hacer,/ pronunciada, administrada y ejecutada con todo rigor,/ según los decretos y leyes romanas y hebreas.-/ Año de la creación del mundo cinco mil doscientos treinta y dos,-/ De la fundación de Roma año 733,/ viernes/ 15 de Nissán.  

A MORIR EN LA CRUZ 

Dando una perfecta sensación de fatiga, humillado y escarnecido, con la corona de espinas sobre las sienes, amarrado de cintura y manos, Jesús es conducido por los sayones a morir en la cruz.  
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MIERCOLES SANTO POR LA NOCHE 

Después del Paso, que se representaba el miércoles por la tarde, continuaba el camino de Jesús hacia el Gólgota en las procesiones del jueves por la noche, viernes por la mañana, viernes tarde y viernes por la noche. Jueves 10 de la noche, procesión de Jesús amarrado a la columna. Imagen de madera policromada, escuela granadina, mediados del siglo XVII.

Originalmente esta procesión iba acompañada de las siguientes imágenes y sus correspondientes hermandades. Virgen de los Dolores, San Juan, La Verónica y la Hermandad de la Cruz. Todas imágenes de siglo XVII. Los Apóstoles, La Judea, Pilato y sus consejeros, sayones, Claudia Prótula, María Magdalena junto a las dos Marías, Simón Cirineo, los “Maladrones”, el Ángel y los Soldados romanos.

La misma mañana del Jueves Santo, en el transcurso de una misa, el párroco lava los pies a los apóstoles y les da la comunión en un acto similar al que han representado el día anterior en la Santa Cena del Paso, pero con la variante de que una vez han comulgado los apóstoles y los demás fieles, entra el Centurión con un grupo de soldados e interrumpen la misa, simulando el prendimiento de Jesús, que este caso simboliza la Sagrada Forma.

CENTURIÓN.- (Entrando en la iglesia con un estrépito de tambores y trompetas) ( Se acerca al altar y dirigiéndose a los soldados dice) ¡Soldados, subid! (Los soldados suben al altar y se colocan cada uno a un lado y otro de centinelas)

CENTURIÓN.- ¡Ojo alerta! ¡Con la espada en la mano! ¡ Si alguno de vosotros no cumpliera mis mandatos, le cortaré la cabeza! ¡Y cuidado que yo, me retiro! Y se marchan igual que llegaron, con un estrépito de tambores y trompetas, Desde ese momento no se oirán las campanas has el Sábado de Gloria, todas las imágenes y Altar Mayor quedarán tapadas con un lienzo negro y los fieles piadosamente irán a orar ante el Dios preso, turnándose día y noche hasta el momento de la resurrección.

Mientras tanto, un lacónico sonido sustituyendo a las campanas llama a los iznajeños para que asistan a las procesiones, (La matraca) Una especie de libro con solo tres hojas, de madera y de gran tamaño con un asa en el centro de la parte superior, que el sacristán sacudía desde un lugar estratégico para que todos pudieran oírlo.

VIERNES SANTO POR LA MAÑANA 
Procesión del Calvario
Ese día los iznajeños sacan su mejor paso de Semana Santa; una hermosa talla del Nazareno con la cruz a cuestas (Siglo XVII) Ese paso iba acompañado por la siguientes imágenes. Primero la Hermandad de la Cruz, a continuación, San Juan, la Verónica y la Virgen de los Dolores.

PERSONAJES
Los cuatro sayones, la Judea con Pilato, sus consejeros y Claudia Prótula, lo “Maladrones” amarados y escoltados, Simón Cirineo, María Magdalena, las Marías, el Ángel y los soldados romanos.

Esta procesión tenía tres paradas, cada una de aproximadamente una hora. Una en el Calvario, otra al final de la calle Ricardo Pavón y la tercera en la Plaza de San José. En estas paradas se representaban unos pasos que en la actualidad han desaparecido.

Una escuadra de romanos con el Centurión al mando salen en busca de Simón Cirineo que previamente ha desaparecido de escena refugiándose en un lugar indeterminado, (generalmente en una taberna). Mientras esto ocurría, que podía ser un largo tiempo, se sucedían los Pasos uno detrás de otro en el improvisado teatrillo. El Nazareno se “ aparca” en medio de la plaza delante a las restantes imágenes, cofradías y demás personajes. Primero era San Juan, a quien los “Horquilleros” en un alarde de bien hacer le hacían “Correr” unos cien metros hasta llegar justo delante de Jesús, una vez delante, hacían tres reverencias, después lo retiraban hacia atrás unos metros para volver a “ Correr” pero esta vez de espalda. (Si la carrerilla salía bien, en el caso de San Juan, se le solía llenar el cáliz que portaba en la mano de vino rama). Estas carreras solían ser muy espectaculares ya que las imágenes se volcaban a un lado y al otro pareciendo que se fueran a caer, entonces las gentes gritaban con el alma en un puño.

Sucesivamente, una imagen tras otra repetían la misma ceremonia, como también María Magdalena con las dos Marías, el Ángel y finalmente los apóstoles que llevaban simbólicamente en las manos las armas que adquirieran erróneamente el día de la Cena.

En el caso de Pedro lleva una cruz.
Juan un cáliz.
Santiago el Mayor, una pica.
Andrés un aspa.
Tomás, un hacha.
Santiago el menor, un mazo.
Felipe, una sierra.
Bartolomé una pica.
Mateo, un cuchillo.
Simón, una pica.
Judas Tadeo, un cuchillo.
Matías, un hacha.

Los personajes todos, ( excepto Judas) hacían una reverencia y le besaban los pies. Por fin, los solados encuentran al Cirineo que se niega a seguirlos. Dos soldados lo llevan cogido por los brazos y el lucha por deshacerse de ellos, así todo el trayecto hasta que llegan delante de Jesús.
EL CENTURIÓN.- (Al Cirineo.) ¡¿Tu quieres ayudar a este hombre a llevar la cruz?!
CIRINEO.- ¡Yo, no!
CENTURIÓN.- ¡Mira que es un hombre muy grande!
CIRINEO.- ¡Yo, no!
CENTURIÓN.- (Saca una bolsa de monedas y las suena) ¡Mira que yo a ti, te lo pago muy bien!

Entonces el Cirineo dice que si con la cabeza y coge el dinero, pero cuando se acerca a Jesús, lo mira y lo ve humillado, herido y sangrando, tira la bolsa de dinero hacia atrás por encima de su hombro y ocupa su puesto detrás de Jesús. Inmediatamente prosigue la marcha. En esta procesión se produce un acto que a la gente divierte mucho, sobre todo a los niños; los “MALADRONES” o malos ladrones, que serán crucificados con Jesús van amarrados por la cintura, un judío los sujeta con una larga cuerda que estira y afloja en una especie de monótona danza, mientras tanto un pregonero lee la sentencia.  

SENTENCIA
Esta es la justicia,/ que mando hacer,/ yo, Poncio Pilato,/ presidente de la Judea y gobernador de las tierras de Palestina/ por el Emperador Tiberio Cesar,/ mando,/ que a este hombre que se llama Jesús de Nazaret,/ que se hace pasar por hijo de Dios y Rey de Israel,/ siendo encantador y romántico/ hechicero y amigo de republicanos,/ que con sus embustes trae engañando y alborotando al pueblo,/ y así mismo mando/ que lo lleven por las calles públicas de Jerusalén/ al monte Calvario/ y entre dos maladrones sea clavado/ y aquel que tal deba que tal pague.

Cuando termina la sentencia el pregonero Dice: (aquel que tal deba que tal pague,) Tutu, tutuuuuú... y al son de las trompetas los “Maladrones” se escapan del juicio que los retienen y corren por la calle en un empeño desesperado de venganza pegando crucetazos a diestro y siniestro a todo el que pillan por delante. Como es natural la gente grita, los niños corren y el alboroto es de juerga y divertimento.

Esta parodia se repite innumerables veces durante el trayecto.  

CRUCIFIXIÓN, OFICIO DE TINIEBLAS. 
Viernes Santo.
La parroquia todo enlutada, los altares e imágenes cubiertos con lienzos negros, la cruz con Jesús clavado en el centro del Altar Mayor (Talla de madera con los brazos articulados policromada, siglo XVII.) Junto a la cruz, María Magdalena, dos Marías, San Juan, José de Arimatea y unos soldados que hacen guardia. Agrupados a la derecha, en primera fila toda la judea, cada uno de ellos tiene en la mano un instrumento de percusión, desde tambores a cualquier cosa que haga ruido.

Un pregonero entona la larga y monótona sentencia. ¡Yo Poncio Pilato,/ aquí en Jerusalén,/ regento por el Imperio Romano...etc.

Cuando termina la sentencia, el Centurión sube al altar, mira a Jesús y se limpia las lágrimas, todo transcurre en absoluto silencio.

El sacerdote lee tres salmos, cada vez que termina uno apaga una de las tres enormes velas que previamente se han encendido para el acto, cuando termina la narración de la muerte de Jesús dice: “ En tus manos encomiendo mi espíritu” Los judíos producen un enorme alboroto con todos los instrumentos de que van previstos. (Esta representación se dejó de hacer por voluntad del Párroco don Serafín Elena Garcia, porque el último año que la hicieron pusieron tal empeño en hacer ruido que rompieron bancos, reclinatorios, sillas y todo lo que pillaron por delante.) El ruido quería significar el cataclismo que dicen hubo en el momento de la muerte de Jesús.

El oficio de Tinieblas se compone de tres nocturnos, cada uno de ellos contiene tres salmos con Antífono y tres lecturas con responsos. El oficio de los Láudes se contiene cinco salmos con Antífonos, un inicio de alabanza que se llama “ Benedictus” y una oración final.

Al lado del altar se coloca un candelabro triangular en el que están encendidas quince velas de cera amarilla que se van apagando una a una al final de cada salmo, mientras que solamente la vela de en medio (La vela de Cristo) se queda encendida.

La vela numero quince que no se apaga se esconde detrás del altar, después del Benedictus se traerá otra vez, al final del salmo Miserere.

Al final de la ceremonia se cierran los breviarios con ruido, este ruido indica la perturbación de la naturaleza en el momento de la muerte del creador.


El esconder la vela significa la muerte de Jesús y su entierro, el traerla otra vez su resurrección.

Finalmente con una escalera y unos lienzos blancos, desclavan y descienden al Cristo de la cruz en una ceremonia lenta y silenciosa, para después de la misma forma envolverlo en los mismos lienzos y meterlo en el sepulcro.  

EL SANTO ENTIERRO. 
Viernes noche.
Los Apóstoles portan bajo el brazo una calavera. Los soldados, con brazal y penacho de luto, dolor y arrepentimiento. Los judíos se culpan unos a otros de la muerte de Jesús. Señalan con el dedo al que va frente a él al otro lado de la fila y van diciendo los dos al mismo tiempo: tu, tu, yo, yo no, atrás “quea”. Así unos a continuación de otros, cuando le llega el turno a Pilatos dice: ¡ Yo lavé mis manos, allá vosotros!. En la noche de Viernes Santo recorría las calles iznajeñas la procesión del Santo Entierro. Llevaba el aire primaveral, olor a rosa recién cortadas. En los semblantes recogimiento. En torno a la Sagrada urna donde yace el cuerpo del Señor (en imagen) van los cuatro sayones, a continuación, los judíos exculpándose arrepentidos, los soldados romanos ostentan una gasa de luto en uno de los brazos y arrastran las picas por el suelo; los apóstoles en fila india, marchan ensimismados portado bajo el brazo una calavera, en la otra mano llevan un fragmento del Credo cada uno.

Avanza la procesión a lo largo de la calle empinada. De vez en cuando se detiene y cae sobre la urna una lluvia de pétalos de flores. De pronto, una expresiva voz lanza en la quietud de a noche lenta el agridulce dardo de la saeta:

No hay quien me de una limosna
para ayudar a enterrar
al hijo de esta señora
que se encuentra “acongojá”,
triste, pensativa y sola.


Después de la procesión sigue lenta y solemne, balbuciendo plegarias hasta la iglesia mayor.


El domingo con la alborada, entre repiques de campanas y estallidos de cohetes se sacaba en procesión la imagen del Niño Perdido; tal vez como símbolo de resurrección y renovación de la vida.  

EPÍLOGO 

La recuperación en su totalidad del Paso Antiguo de Iznájar, ha sido posible tras un largo periodo de investigación por mi parte, gracias a la buena memoria de personas interesadas en la cultura de su pueblo, algunas ya desaparecidas. (Entre ellas mi madre) Y a pesar de otras gentes que pudiendo haber colaborado no lo hicieron, por parecerle la obra, un teatro ridículo y arcaico, o por otros intereses menos razonables.

Quiero dar las gracias a todas las personas de buena voluntad que han querido aportar su granito de arena; especialmente a D. Manuel Galeote y a Dña. Carmen de Castro Luna, hija del escritor iznajeño Luis de Castro, que casualmente y como algo milagroso aportaron un hermoso y documentado artículo sobre el tema, del que yo ya tenía noticias pero que no pude encontrar, ni siquiera en la Biblioteca Nacional por ignorar nombre del autor y de la revista en la que se publicó ( alguien me dijo que podía ser Blanco y Negro), publicado en los años cincuenta y vuelto a publicar en el programa de las fiestas patronales de Iznájar, el día 7 de Septiembre de 1999, que me dio la clave para que yo pudiera poner en orden el complicado puzzle de que disponía, Ahora solo me queda el deseo de poder representarlo siquiera una vez tal como se hacía antaño, para disfrute y documentación de las nuevas generaciones que nunca pudieron admiradlo.

Antonio Quintana 16 de abril del año 2015

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